domingo, 12 de julio de 2015

Recomendado: Crash Course



He seguido durante poco menos de un año los videos de John Green en el canal de YouTube en que participa: Crash Course. Me gustan las series de literatura e historia, pero para quienes no están tan interesados en las humanidades como yo el canal también tiene series de astronomía, ecología, química general y psicología. 

Crash Course es un canal educativo de YouTube que hasta hace poco tenía la participación de los VlogBrothers: Hank y John Green, ahora se ha expandido y cuenta con nuevos integrantes y una nueva sección para niños. Quizá sepan algo acerca de John por los libros (muy malos, pero qué se va a hacer) que ha escrito y que ya tienen película. Pero, sin hablar de sus libros, los videos que sube en este canal son muy entretenidos y pedagógicos, una dupla que rara vez se logra con buena calidad. La serie de literatura es fantástica, igual que la de historia (únicas que he visto). Conjugan la animación y la opinión de forma muy bien lograda, de modo que el mensaje que intentan transmitir llega como si no hiciera falta ningún esfuerzo para entenderlo.

Lo malo es que está en inglés, lo bueno es que tiene subtítulos. Si se quiere, el canal es una buena forma de practicar ese poco inglés que se sabe o que se va sabiendo o ese mucho inglés que no ha encontrado un lugar para desarrollarse. Los videos duran diez minutos y tienen información valiosa y bien escogida. 


¿Qué hacer frente al Proceso de Paz?





Un equipo de negociadores del Gobierno colombiano y otro de la guerrilla de las Farc están sentados desde hace dos años y siete meses, primero en Oslo y luego en La Habana, en unos diálogos de paz que podrían cambiar el futuro de Colombia. El dieciséis de mayo pasado se cumplió un año desde que en la Mesa se llegó a un acuerdo: la solución al problema de la droga. Desde entonces ambas partes se han visto en lo que los medios llaman un “estancamiento” de las negociaciones, pues aun no se llega, como era de esperarse,  a una conclusión en el siguiente punto de la agenda: las víctimas.

El pasado dos de Julio dos petardos estallaron en Bogotá. De inmediato las cadenas nacionales informaron sobre el suceso, que dejó varios heridos en las sedes de Porvenir que fueron blanco de las explosiones. Enseguida, las Farc fueron culpadas de haber inicido la “ola de terrorismo” que ya se venía presagiando con los demás atentados provocados por esa guerrilla, como la voladura de parte de Oleoducto Trasandino, en la vereda de El Pinde, que regó, según informó la Revista Semana, diez mil barriles de petróleo crudo; y el sonado asesinato de once soldados en Cauca. Incluso, Rafael Pardo salió de decir desde el lugar de una de las explosiones, en Bogotá, que “es evidente que esto responde a las Farc”. 

También hay otras noticias, como el cambio en el Ministerio de Defensa que asumió desde hace tres semanas Luis Carlos Villegas. Quien se suponía que iba a ser el ministro que preparara el campo para la eventual paz, pero su llegada al cargo estuvo acompañada de los atentados en la capital y la muerte de cuatro soldados en la detonación de un helicóptero Black Hawl en Norte de Santander, a causa del ELN.

Los medios informan todos los días acerca del rumbo que tiene el Proceso de Paz. Acerca de las tensiones, las rupturas (recuérdese el secuetros del general Rubén Darío Alzate) y las trabas morales y jurídicas que van aparejadas a lo que pase en Cuba. La información es a veces confusa o manipulada: en realidad los atentados del pasado dos de julio no fueron cometidos por militantes de las Farc sino del ELN, que fueron ya capturados este miércoles. Sin embargo, la opinión púbica ya había señalado culpables (como Pardo) a pesar de que nigún boletín de la Policía Nacional había sido emitido.

Yo estoy a favor del Proceso de Paz y de la salida negociada del conflicto colombiano. Pero he venido a defender una posición más sencilla que la de estar a favor o en contra: la de que hay que estar informado acerca del rumbo de las negociaciones. Sobre todo antes de emitir juicios y acusaciones y frases idiotas como (esta la escuché recientemente): “prefiero la guerra de Uribe que la paz de Santos”. ¿De verdad? Entonces coja el fusil y vaya a dar bala si es que es tan bravo. Porque es fácil decirlo  si se está sentado en casa, frente al televisor, con un buen vaso de jugo en la mano.

Hay que estar bien informados por que dependiendo de la solidez de la información que se posee se crean buenos o malos juicios de valor sobre la realidad. La información completa aleja al espectador del prejuicio y las desiciones apresuradas, como la del señor Pardo. También mantiene a la raya las pretenciones, por ejemplo (y esta la tiene la mayoría de los colombianos), la de no querer que sigan las negociaciones con las Farc y, en cambio, acabarlos a todos con ácido o algún plaguicida. O la falta de conciencia en la que los crímenes del Estado y el Ejército casi no tienen resonancia, a pesar de que son igual de graves e inhumanos que los de la guerrilla. 

Es un viejo vicio el de estar desinformado o mal informado acerca de la relaidad del país. Pero hay que hacer excepciones y el Proceso de Paz es una buena oportunidad para empezar a imaginar un país sin guerra y las pruebas que debemos pasar para lograrlo. De modo que hay que estar pendiente de lo que dicen analistas, periódicos y noticieros. Alertas al engaño y las malas intenciones de ciertos “sectores políticos”. El aluvión de noticias sobre el terrorismo no se puede acaparar, y a veces parece que hay demasiada información y poco tiempo de digerirla. Por eso está bien buscar buenas fuentes de análisis de medios y personas serias. Sobre todo con los temas delicados y desicivos.

Colombia está en un punto crucial de su historia, todos somos protagonistas de los términos del futuro del país. La oportunidad de acabar con la guerra (al menos en uno de sus frentes) puede no presentarse en una generación más. La información está allí, pero hay que saber mirarla.

La foto que acompaña este artículo fue tomada por un gran amigo mío, Juan Pablo Ocampo.
Más de su trabajo: flickr