Detalle de mi biblioteca. |
En una corta nota, publicada en la revista Universidad de Antioquia, Luis Fernando Afanador discute las razones por las que un lector compra más libros de los que lee. Luego de varios argumentos no muy convincentes para el sentido común, llega a una conclusión que por lo menos a mí me dejó satisfecho: comprar libros y leerlos son dos vicios distintos, y los vicios no se discuten. Punto. Debe ser que encontré la excusa perfecta para seguir comprando más libros de los que jamás leeré.
Comprar libros (como comprar
verduras, frutas, carne) constituye todo un arte que incluye buenas decisiones,
regateo, ojo crítico y control de las emociones. En mi experiencia, comprar
libros es una fuente de alegría. Es una lástima que sea una alegría pasajera. La
misma alegría que tienes al comprar un carro, unos tenis o una camiseta: se te
pasa a la semana. Además, no existe mayor alegría que dar por terminada una
buena novela o libro de historia, gramática o cocina. Esta sí puede durar años.
Antes de perderme en las
disertaciones de un tema que me gusta mucho, los libros, quisiera dar mi
opinión acerca de cómo comprarlos. Ya que soy un comprador compulsivo (hombre,
al fin y al cabo) he visto algunas formas de negociar, comprar y aprovechar al
máximo buenos títulos, autores y ediciones.
1. Compre ediciones originales.
Sí, estoy a favor del libro original. El libro original es más lindo, más
duradero (no se te caen las hojas, no se corre la tinta, el papel es mejor) y
legal. Los libros piratas podrán ser más baratos pero el precio, en lo
personal, no justifica un defecto que tienen como característica intrínseca: la
fealdad. Son libros feos, mal cuidados y sin olor a libro nuevo. Y al comprar
libros piratas usted no financia al autor que tanto le gusta sino a un
cualquiera que a lo mejor no sabe nada de literatura.
2. Regatear. No se puede regatear
en una librería. Eso queda de quinta. En una librería se pregunta por el descuento. Si le es posible comprar varios libros
el descuento será mucho mayor. Por otro lado, el regateo es todo un don que
sirve para comprar libros de segunda (Nota: Una vez dije “libro de segunda” y
me corrigieron: “libros leídos”). Regatee siempre que compre libros leídos. Por
eso es que le tengo rabia al tipo que vende libros (leídos) en la Facultad: No da
rebajas y encima se pone bravo si uno le pregunta el cortés “¿En cuánto me lo
deja?”.
3. Aproveche las ferias. Las
ferias del libro son muy buenas oportunidades para comprar uno que otro ejemplar.
Pero no caiga en el engaño: a veces las ferias las hacen para intentar vender
eso que no se vendió en todo el año. O sea que lo que está puesto en los
estantes puede resultar siendo un completo desperdicio de dinero. Otra cosa,
los precios de feria pueden ser los mismos de siempre solo que parecen más
baratos cuando te dicen “estaba en 100 mil y ahora, en la feria, está en 50
mil”. Solo que estuvo siempre en 50 mil.
4. Si está en Medellín vaya a La Bastilla. Yo amo La
Bastilla. Se respira un clima muy cálido, tienes buena atención y conversa, y
los precios son excelentes. Además consigues de todo.
5. Para saber el precio real de
un libro hay que tener experiencia. Los compradores de libros principiantes
deben esperar tener una carrera estable para poder definir el precio real de los libros. Pero hay varias
pistas. En el precio de un libro juegan muchas variables: qué edición es, quién
es el autor, quién la editorial, pasta dura o pasta blanda, papel. Analize bien
todas estas características. Quizá observar con atención lo libre de pagar más
de la cuenta.
6. No compre tantos libros. Los
libros son para leerlos. No para adornar el cuarto de estudio. Quizá no deba excederse
en la compra de libros. Ya lo dije, da felicidad, pero una felicidad pasajera.
Mejor lea. Ese es el último concejo: lea todos los libros que compró.
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